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En marzo de 2020, a poco más de dos meses para a celebración de las elecciones nacionales, el doctor Guido Gómez Mazara advirtió que el entonces gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) lanzaría una campaña sucia contra Luis Abinader.
El resto ya es historia. Fue puesta en escenas una campaña que lo abarcó todo, desde abordajes sobre ilícitos, presunta tendencia pro-haitiana, vacilación, pro-oligarca, incapacidad.
Del gobierno peledeísta de Danilo Medina, Gómez Mazara dijo que este tenía “una vocación perversa” y que esa campaña sucia sería la respuesta del PLD al hecho de que “las encuestas más creíbles proyectan a la delantera a Luis Abinader y al PRM para ganar las elecciones”.
Pasados dos años después de aquella revelación, la historia se repite. Muchas encuestas están colocando ahora a Luis Abinader a la delantera para ganar las elecciones de 2024, y justo como ocurrió en 2020 se está sintiendo el asomo de una campaña igual de sucia para restarle credenciales.
Gómez Mazara también dijo en 2020 que debido a la baja aceptación del candidato del PLD, Gonzalo Castillo, había dirigentes peledeístas y funcionarios temerosos de salir del poder y ser sometidos a procesos judiciales por corrupción.
Esto, por igual, coincide hoy con la situación que afronta el candidato de los peledeístas, Abel Martínez, tan estancado y apurado por despegar que en cada intento solo resbala y suma errores que le siguen marcado puntos negativos.
También Abel carga el peso arrollador del monumento de desprestigio que afecta al PLD, que encabezó 20 años de gobiernos marcados por grandes casos de corrupción.
Las campañas sucias han sido siempre parte del arsenal político del partido morado, apartado siempre de las enseñanzas de su líder fundador, que prefirió darle calidad al nivel del debate, por encima de la perversión de las palabras para elaborar insultos y calumnias, con fines políticos.
Con los partidos políticos ya metidos en campaña, empieza a salir a flote lo que parece una exhibición de calumnias e insultos muy parecido al modus operandi del PLD, y la amenaza de que esto sea un adelanto a lo que pueda ser la puesta en escena posterior de una campaña sucia de largo alcance.
La del 2024 se vislumbra como una campaña muy compleja, porque, de su parte, el PLD estará jugando a su existencia definitiva y otros partidos de fuerza y en desarrollo temiendo quedar rezagados y no llenar las expectativas de sus seguidores.
Recurrir a campañas de bajo nivel y explotar descontentos, apelando a mentira y engaños, es típico en el PLD.
Durante su camino recorrido ha logrado confundir a jóvenes votantes que, en su primer acercamiento a la política, llegan por el camino del odio, el resentimiento, la venganza y el discurso del revanchismo.
En el PLD no se reflexiona sobre el que la gran víctima de las campañas sucias, llena de ataques e insultos, son los programas de gobierno y el diálogo político, que para este partido hace tiempo dejó de tener valor, más preciso desde que renunció a las enseñanzas de su maestro, el profesor Juan Bosch.
La historia y los referentes electorales a lo largo de la historia deben recordarle al PLD del ahora candidato y nueva figura de esa organización política, Abel Martínez, y su padre político putativo Danilo Medina, que quienes usan la campaña sucia como arma de propaganda política y hacen de este recurso su escudo de poder, terminan igual o más sucios ante la sociedad, a quienes le piden renueven sus esperanzas y les den el voto para buscar regresar al poder.
Al final, más temprano que tarde, el PLD terminará pagando el precio del desprecio del pueblo y de toda la nación, quienes tienen hoy más que nunca presente lo que sufrimos durante sus últimos 8 años de gobierno.
